12 Recogido el botín, Judas tomó para sí la espada de Apolonio y en
adelante entró siempre en combate con ella.
13 Serón, general del ejército de Siria, al saber que Judas había
congregado en torno suyo una multitud de fieles y gente de guerra,
14 se dijo: «Conseguiré un nombre y alcanzaré gloria en el reino
atacando a Judas y a los suyos, que desprecian las órdenes del rey.»
15 Partió, pues, a su vez, y subió con él una poderosa tropa de impíos
para ayudarle a tomar venganza de los hijos de Israel.
16 Cuando se aproximaba a la subida de Bet Jorón, le salió al
encuentro Judas con unos pocos hombres.
17 Al ver éstos el ejército que se les venía encima, dijeron a Judas:
«¿Cómo podremos combatir, siendo tan pocos, con una multitud tan
poderosa? Además estamos extenuados por no haber comido hoy en todo el
día.»
18 Judas respondió: «Es fácil que una multitud caiga en manos de
unos pocos. Al Cielo le da lo mismo salvar con muchos que con pocos;
19 que en la guerra no depende la victoria de la muchedumbre del
ejército, sino de la fuerza que viene del Cielo.
20 Ellos vienen contra nosotros rebosando insolencia e impiedad con
intención de destruirnos a nosotros, a nuestras mujeres y a nuestros hijos, y
hacerse con nuestros despojos;
21 nosotros, en cambio, combatimos por nuestras vidas y nuestras
leyes;
22 El les quebrantará ante nosotros; no les temáis.»
23 Cuando acabó de hablar, se lanzó de improviso sobre ellos y Serón
y su ejército fueron derrotados ante él.
24 Les persiguieron por la pendiente de Bet Jorón hasta la llanura.
Unos ochocientos sucumbieron y los restantes huyeron al país de los
filisteos.
25 Comenzó a cundir el miedo a Judas y sus hermanos y el espanto se
apoderó de los gentiles circunvecinos.
26 Su nombre llegó hasta el rey y en todos los pueblos se comentaban
las batallas de Judas.